




EL inicio
Era el primer día de universidad, llegue y no había mucha gente había esperado esto hacia mucho tiempo.
Sabia de las historias del famoso Bautizo de la Universidad Agraria, algunos pocos de mis compañeros de la PRE que ingresaron un ciclo antes me contaron como era, incluso en mi mente había imaginado muchas veces la forma de escapar de aquel bautizo sano y salvo, pero nada me preparo para lo que sucedió esa semana.
Al llegar preferí entrar por la curva, esta puerta estaba mas lejos de donde se reunía normalmente la gente, camine unas 5 cuadras para llegar a la zona de los salones. En el camino divise otros cachimbos. Eran fáciles de identificar ya que no tenían cabello igual que yo. Uno incluso estaba con un yeso en el brazo, lo que me pareció ridículo, ya que sabia de las historias de cachimbos enyesados para evitar el bautizo.
Llegando a mi salón me encontré con el Rojo compañero de colegio que ingreso conmigo a la universidad, felizmente nos dieron el mismo horario y nos toco en los mismos salones aunque íbamos a carreras diferentes.
No solo me encontré con él. Rápidamente y muy temprano llegaron todos nuestros demás compañeros de la PRE, a todos nos había tocado en el mismo salón. Era increíble que pudiéramos tener tanta suerte. Fue así como llegaron, Diego, Alonso, Renzo y Franco, en el lugar conocimos otros cachimbos que estaban igual de asustados que nosotros estaban Javier, Pepe, Jo, Ivo, Alex, Jimmy, y otros mas que luego fui conociendo.
Éramos un grupo grande en mi salón así que Ivo dijo que como era posible que nos bauticen, que deberíamos hacer algo, éramos varios así que podíamos hacerles el pare. En el salón de al lado, Jo decía lo mismo estos dos personajes median como 1.8 de estatura a comparación del 1.6 de nosotros. Luego de escuchar sus discursos, pero sin darles importancia porque sabíamos a donde nos habíamos metido entramos a clase sin ningún problema. A un paso de la puerta el Rojo no aguanto la presión y se quedo estático en la puerta, no quería pasar, nos dijo “no entro, ni cagando entro, yo mejor me quito toda la semana”. Aquí termina la historia del rojo por ahora.
Después de una hora llego por la puerta trasera del salón el Pacha, amigo que luego conoceremos muy bien, el había estudiado con el hermano mayor de Diego en el colegio y venia a salvarlo del bautizo, Diego se escapo, no sin antes darle nuestras maletas.
Con el correr de los minutos estando en la clase de Química, se empezaron escuchar unos silbidos como que llamaban a un perro, ese silbido obviamente era para nosotros los perros, los cachimbos.
La gente comenzó a asustarse, el profesor cerro las puertas del salón y siguió haciendo su clase como si nada pasara, las ventanas se empezaron llenar de rostros burlones empezaron golpear las puertas, el profesor Sheuch salio y le grito a un par de ellos pidiéndoles que lo dejasen terminar su clase, pensé en ese momento que él nos podría salvar. Pero cuando la muchedumbre presiono más, lo único que hizo fue agarrar sus cosas ponérselas bajo el brazo y decir, bueno nos vemos la próxima clase, las chicas pueden salir por favor el resto se queda.
Al salir el profe nos quedamos un momento solos, nadie entraba por nosotros, las ventanas estaban totalmente llenas. Ivo se levanto otra vez y dijo” Ta huevones a mi nadie me bautiza”, el Huachi cachimbo de 25 años lo secundo, “Oe chibolos de mierda yo ya estoy viejo para estas huevadas”. Bajo hacia la puerta principal y se paro al lado de ella, en la puerta lo esperaban 2 patas de cada lado, cada vez que uno salía del salón te agarraban y te acomodaban junto a los otros cachimbos que ya habían sacado de los otros salones.
Caballero nomás, mire a mi amigo Alonso y le dije “saldremos nomás” pensé, ya estamos cagados, nos fuimos hacia la puerta cagándonos de miedo y esperamos que el Huachi salga primero, al salir se escucho un forcejeo y gritos de protesta. Salimos y no había nadie en las puertas, nadie nos sujetó del brazo para llevarnos hacia el grupo de cachimbos.
El Huachi sin querer había logrado esa distracción o ese milagro que tanto habíamos esperado. Al resistirse al bautizo, peleo con los bautizadotes logrando que la atención se fije en él y que descuidaran la puerta. Me demore unos segundos en reaccionar en ver que pasaba, hasta que por el rabillo de mi ojo logre ver como el Chato Otoya salía corriendo hacia las salidas de los salones, “ni Huevon” dije y lo seguí, Alonso venia conmigo.
Al llegar a las salidas vimos que por un descampado de tierra el Chato Otoya era correteado por 3 alumnos, pero nosotros recién acabábamos de salir del colegio teníamos un físico envidiable, horas de horas de partidos de fulbito había logrado que prácticamente corriéramos rápido y sin cansarnos durante mucho tiempo.
Lo seguimos hacia el comedor a mitad de camino ya nadie nos seguía, el Chato opto por irse hacia el paradero, nosotros seguimos hacia los laboratorios, caminamos por una pista que esta hacia atrás con dirección a las granjas. En el camino íbamos comentando lo que había pasado, no podíamos creer que nos hubiéramos librado del bautizo en sus narices, queríamos regresar por dos motivos: para ver como era el Bautizo y para recuperar las mochilas que se las dimos a Diego.
Llegamos a las granjas, no había gente por ahí, era lógico toda la universidad asistía al bautizo, era una celebración, llegamos a las canchas de frontón y de allí tuvimos una vista panorámica de la cancha de fútbol, allí era donde estaban bautizando, solo vimos la parte final ya la gente se estaba dispersando, nos acercamos por el centro federado de Forestales siempre con mucho cuidado de no llamar la atención y llegamos a la primera puerta de salida esperando encontrarnos con Diego. Al esperar vimos que salía Jo uno de los grandazos que dijo que no lo iban a bautizar, el salía muy molesto con la nariz manchada de pintura anticorosiva roja, no era l único, les habían dicho que no podían quitarse esa marca en toda la semana o los volverían a bautizar, nos pareció muy gracioso, creo que a él no.
Esperando, nos encontramos con una amiga que traía nuestras mochilas, Diego se las había dado y ya se había ido, nos contó algunos de los castigos de que fueron victimas nuestros compañeros. No solo los habían pintado en la nariz, sino también los habían hecho hacer Strip Tease, correr en calzoncillos por la cancha de fútbol, los habían embarrado con heces, pintura, melasa, sangre y tierra.
Decidí que seguir esperando en la puerta era demasiado riesgo, ya no estaría el Huachi para que arme otro escándalo y me permita huir nuevamente. Salí y tome mi combi, en ella pude observar como en cada puerta de la universidad iba subiendo gente pintada y embarrada que habían sido atrapados. Todos olían a loco.
La gente que no era de la universidad y estaba en la misma combi, como escolares, señoras y algunas personas que se dirigían a su centro de labores no entendían anda de eso, de donde habían salido estos chicos, ¿Por qué apestan?, ¿los habrán asaltado?, ¿estarán borrachos?, ¿sus padres no los quieren?, ¿los violaron de niños?, etc., etc.
Agradecí una vez mas mi suerte y siendo casi la una de la tarde se desocupo un asiento me senté y viendo el resplandecer del sol sobre la luna del micro y viendo a los demás muchachos pintados y riéndose, pensé muy dentro de mi, “esta universidad es la cagada”.
Con una sonrisa seguí camino a casa agradeciendo a Dios primero haber ingresado a esta universidad, segundo haber escapado del bautizo y tercero pensando como iba a hacer el día siguiente para escapar de los bautizadores.